¿Cómo se hace un profesor?

Qué fue antes, ¿el profesor o el alumno?

¿Cómo se hace un profesor? ¿qué cosas debería saber un maestro? ¿qué cosas debería enseñar? ¿quién establece todo esto?

En 2015 se reunieron José Antonio Marina, un ensayista, filósofo y pedagogo que ha escrito libros como Teoría de la Inteligencia Creadora, que no he leído, pero que tiene un título, de entrada, sugerente, Carmen Pellicer que es presidenta de la Fundación Trilema, teóloga, pedagoga, escritora, profesora, etc, etc, y considerada una de las 100 mujeres líderes en España y Jesús Manso, psicopedagogo y Doctor gracias a su tesis La Formación Inicial del Profesorado de Educación Secundaria: análisis y valoración del modelo de la LOE además de una larga lista de méritos académicos se reunieron para elabora un Libro Blanco o lo que es lo mismo "un conjunto de informaciones y propuestas seleccionadas, sintetizadas y ordenadas con rigor, que sirvan para iniciar un debate y ayudar a quienes deben tomar decisiones sobre un tema" sobre la profesión docente. El resumen más escueto sería HACER DE LOS PROFESORES LA ÉLITE EDUCATIVA Y ACADÉMICA. Ah, pero ¿que no es así?


Se hace especial énfasis en que el docente debe reciclarse ampliando su formación conforme el mundo va rotando y cambiando. El docente no puede quedarse obsoleto con su apuntes polvorientos sino que debe estar al tanto de qué nuevas investigaciones se dan, no sólo a nivel de su especialidad sino con respecto a todo lo que envuelve un centro social educativo: psicología, pedagogía, didáctica...etc.

Un docente, dicen, debe ser evaluado periódicamente. Sobre el papel parece una buena idea, no obstante cómo evaluarlo y quién debería hacerlo son cuestiones que se vuelven un tanto resbaladizas ya que, si lo hiciese el propio centro, las relaciones personales cercanas podría convertirse en vara de medir dejando en segundo plano todo lo relativo a la actividad en si. Que los alumnos evalúen podría hacerlos estimar con más nota a quienes les favoreciesen un buen resultado y no tanto una buena calidad de aprendizaje, mientras que si evaluase un órgano externo, podría caerse en la colectivización y la estandarización dejando en el olvido que cada centro, cada asignatura e incluso cada clase, es un caso particular.



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